Keep it simple
Bien se dice que cada cabeza es un mundo, y entre más consientes nos hacemos más compruebo la facilidad con la que podemos perder la claridad de nuestras ideas, dejamos que se contaminen, que se empolven o se enreden con frialdad.
Somos nosotros mismos nuestros jueces más duros quienes nos vamos complicando la escena, esperando hasta que las “condiciones perfectas” sucedan para entonces atrevernos a empezar, “hasta que llegue el día que…”, “un día que salga el sol”, “un día que llegue el momento adecuado”, “cuando sea luna llena”, “hasta que llueva”… excusas, pretextos que nos alejan de nosotros mismos aún…cuando vienen de nosotros mismos… por qué mejor no nos cuestionamos de verdad a fondo ¿qué es lo que me impide avanzar?
¿Podríamos a caso poner cada cosa en su lugar?, ¿a cada persona en el lugar donde merece estar? y demostrar el cariño cercano presente y puntual, y descubrir mil formas nuevas de decir te quiero; demostrar que me importas sin esperar una fecha especial o un ramo de flores con una tarjeta que diga no es especial si no tú eres especial, es una mirada, una llamada, un meme, un decir paso por ti, estoy aquí, es decir todo va a estar bien, es un brindis en tu honor aunque no te enteres, es hablar con cariño de alguien o mandar una canción no nos compliquemos a hacer lo que queremos porque no sabemos cuanto tiempo nos tenemos.
Podemos vivir entre frases trilladas que pierdan valor al repetirlas con la cotidianidad, pero es que nada pierde sentido cuando estamos rodeados de gigantes, de soñadores, de buscadores eternos de ver lo bueno, de enamorados de la vida con todo lo que esto con lleva; de gente exitosa que no se distrae con cualquier destello, de gente feliz y completa sin ganas de robar más. También depende de nosotros rodearnos de algodones que te hagan persistir en el juego; de tu comida favorita con frecuencia y con secretos que tu guardes para ti, de escapadas en la cuidad, de encontrar refugio seguro en una banca, de llamadas nutritivas, de perderte entre callejones y encontrarte a ti, de libros reveladores, de generadores de risas inmediatas y esperanzas sembradas, de meditaciones que te sumerjan en tu grandeza y de niños que te llenen el alma.
De no complicaciones, de sobremesas donde arregles el mundo, de cuentos repetidos que cada día los lees diferente, de dejarlo normal de no complicarnos de más, recordar que cualquier escenario es bueno para bailar y un picnic se puede hacer bien en cualquier lugar. De chistes recurrentes arrebatan felicidad. De disfrutar al máximo un miércoles a medio día, siempre es el perfecto momento para poder hacerlo, de reconocer cuando tú eres tu prioridad y romper el cochinito para una emergencia cuando sabes que tu eres la emergencia de atenderte, apapacharte, valorarte, consentirte.
De robarte un fragmento de poesía y hacerlo tuyo, o pensar que soplando a diente de león vamos a lograr cosas buenas y esos deseos van a ser escuchados, es estrenar sin ser un día especial, o simplemente blindar cualquier pensamiento con un “estoy bien” de convicción, desde el corazón.
Conéctate con gente simple, grata, creativa, viva, gente que te vea a los ojos y entienda tu mirada y con una palmada en la espalda basta para saberte sostenido; o silencios que se leen distinto cuando el cariño es real. Buscar ese “clink” en las copas y congelar momentos que duren toda la eternidad.
Es saber recibir un cumplido con un gracias, es reconocer cuando tienes un don sin soberbia, es también saber recibir, es hablar con la verdad sin darle más rodeos y enfrentar sin tenerlo que cargar, es bajarle dos rayitas al ego y reconocer que siempre hay alguien que sabe más. Es reconocer la belleza de las nubes y encontrar respuestas en naturaleza.
Es ser elegante y aléjate de las conversaciones tóxicas, es hacer el bien sin decirlo, es hacerlo bien siempre, no buscar atajos, es saber que solo hay un lado y es el de la verdad, es hacerlo simple, no engancharnos, y decir adiós a lo que ya no nos toca más. Es quemar naves y enamorarte del mar, y aunque hay mareas que nos hagan perder el norte pero tener certeza que todo se vuelve a acomodar.
Es saber que cuando todo se enreda entre menos manos metamos menos se complicara, nuestra mente es nuestra mejor aliada o nuestra más temida consejera. No hay historias tan complicadas como las que nosotros mismos creamos para nuestro espectador más especial, nosotros mismos.
Hay cosas simples que merecen la pena que se queden así, una receta, un dicho, un amigo. Donde la sofisticación lo ensucia pues disfraza la escancia, la distorsiona, la enturbia, lo empaña. Lo simple siempre es amigo de lo elegante, lo menos es más cuando se sabe que es lo que se quiere lograr.
Keep it simple, que lo demás se acomodara.