Una nueva vuelta…
Cuando más años cumples compruebas que necesitas menos, enredarte menos, y viajar más, ir más ligero, eso si… mejor acompañado. Te das cuenta que el mejor regalo te lo puedes dar a ti todos los días queriéndote mucho, creyendo en ti, apapachándote, escuchándote, completándote rutinariamente y solo así puedes querer con locura y desde lo más profundo a los tuyos.
Que lo importante además de soñar es con quien, importa más el con quien que el que, importa más quien te lo regalo que qué te regalo, importa más con quien te tomas el café que en donde, importa más que recorres con los zapatos que los zapatos en sí. Importa más con quien vas en el carrito de la montaña rusa y ya da igual si es subida o bajada, el reto es disfrutar ese vértigo de cuando se te sube la panza a la boca, sacarlo con carcajadas y disfrutar la vuelta. Al final todo se acaba.
Mantener tu luz depende de ti, tu fuego depende de ti y de cuidarlo bien, de atesorarlo de oxigenarlo y no asfixiarlo, de que te siga llenando de vida, de ideas, de amores, de años, de familia, de amigos, de Dios. Si ilumina desde dentro y es verdadero no pasa nada,
Pues es peligroso exponerlo demás pues vivimos rodeados de aires que pretenden apagarlo.
Hoy me toca soplar una vela (32 ya es mucho para un pastel) y cada año se parece al deseo del año anterior, y es que cuando estás con quien quieres estar, lo demás es lo de menos. Con los años cada día se vuelve más importante lo invisible, que solo con vida lo volvemos recuerdos, amigos, amores, historias. Se vuelve vida