Las flores sin olor y los días sin reloj
Destinada a la soledad y reflexión. No hay nada más que hacer que ver pasar el reloj. Pensando en todos aquellos que el tiempo les llegó.
Con la cabeza que revienta. No se escucha con claridad. Lloran los ojos sin sentimiento y todo por enfermedad. Hasta la sabana se siente cuando en el cuerpo está. Desayuno, comida y cena sola frente a una pantalla.
Silencio
Sólo son tus pensamientos que te acompañan en el forzoso aislamiento que te quita hasta el aliento ¿No hay culpables de ésta muerte de tiempo? ¿a dónde se van las ganas, la vida, los planes?
Es el destino que nos dejó encerrados en 4 paredes, esperando los días para ver cuándo sales. Una raya es tu salida, dos rayas tu conden.
¡Qué corona tan cobarde llevas!, diminuto para poderte ver de frente, pero al fin y al cabo corona que todo somete.
Coronas la soledad y la falta de cercanía en un mundo tan polarizado,
Coronas el miedo y la incertidumbre que no para y que repunta sin cesar
Coronas la tristeza, el aislamiento, y las memorias que no dejaste vivir
Coronas las pláticas de miles de personas monotemáticas que asfixian también el alma
Pero nosotros todavía coronamos la resiliencia y la esperanza que la enmarca
Que con poco nos llenamos de mucho. Que con unas horas somos capaces de matizar el aislamiento. Somos capaces de poder conectarnos aun sin vernos. Nos hemos vuelto expertos ante las cámaras sin miedo a posar“ a cuadro”.
Y aunque son las mismas reglas con el tiempo se hace mas difícil cumplirlas en esta nueva realidad. Porque la realidad es que nadie te queremos y solo esperamos que el que se quede sin aire seas tu, y lo que se corone sea tu olvido.