Enamorarte…
Enamorarte de una persona es fácil. Te encanta, literal como un hechizo, hay quienes dicen que el amor entra los lo ojos, otros afirman que por el estomago, y habrá quien asegure que tiene otras puertas de entrada.
¿A quién no le ha pasado? Enamorarse... pero mantenerse enamorada es dónde viene el arte de seguir encontrando luz en las mismas razones
Enamorarte del lazo, no de la persona. Enamorarte de la historia, del tiempo, de la profundidad, de la trascendencia, enamorarse hasta que se vuelva un estilo de vida valorar lo que hace ser así.
Pregúntate... ¿qué es lo que te enamora? Además de lo que podemos escuchar o leer en cualquier revista desde que entrabas a la pubertad.
Enamorarse de entenderse con la mirada, del despertador que va contra su comodidad pero que le cada día demuestra que él puede más , enamorarse de estar y sentirse amado más allá del ramo de flores, sentirse amado porque cuando volteas ahí está. De esos planes que están en imaginación y que posiblemente algunos no se realizaran pero que sabes que desde el plan es por que son contigo.
No se trata de palomear una lista de cualidades; trabajador, guapo, sano... se trata de encontrarle ese matiz que solo esa pincelada lleva ese trazo que lo hace tan especial, no es litografía son obras maestras.
Enamorarse en acción en presente, en gerundio, en decisión, en voluntad.
Hasta que llegue y se pertenezcan uno al otro.